Alguna vez me he llevado un pasmo: "Total, pagar a alguien para que te diga que tal jarrón queda bien en tal rincón o para que elija unas cortinas por ti. ¡Valiente tomadura de pelo!".
Reforma finalizada: único momento en que ya no hay dudas |
¿Puede llegar a transformarse en un hogar? |
La RAE dice que decorar es "adornar, hermosear una cosa o un sitio" y aún hay otra acepción que no me interesa aquí, pero esta que debería ser suficiente —"esta" y no "ésta", que no termino de acostumbrarme— se me queda escasa: no llega a transmitir qué es decorar cuando nos referimos a la casa o al hábitat. En mi afán por salir de dudas y buscar una mayor precisión, rastreo diseñar. Dice escuetamente: "Hacer un diseño".
Que va de romperse la cabeza para hacer propuestas que le ayuden a tomar decisiones; de hacer distribuciones coherentes con lo que el propio espacio ofrece y el demandante solicita.
De que al final todo encaje: metros cuadrados ocupados, metros cúbicos de aire y, por descontado, el gusto de quien hizo el encargo.
¿Dónde pondríamos la biblioteca? |
¡Vaya! Parece que todo encaja... |
Una flamante biblioteca y una buhardilla mucho más espaciosa |
Tener en cuenta tendencias, estilos, piezas que pueden convivir, ofrecer soluciones y que todo cuadre... Me viene a la cabeza una factura de principios del siglo pasado que heredé de mi padre en la que un carpintero detallaba con gran minucia los clavos, puntas y tachuelas empleados en determinada labor. Arrojaba una cantidad que traducida a dinero era ridícula. Pero lo arreglaba y le hacía justicia el último concepto reseñado. Decía: "Por pensar". Ahí es donde el hombre había echado el resto. Y no necesitaba padrinos que lo reclamaran por él.
Qué bonita se ve la casita... ahora, más vivida, es un poco más caos aunque mantiene su esencia, claro. Nunca pensé metida en faena q el resultado sería tan de 10, qué Flash ver el antes y el después... Bss
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