viernes, 8 de mayo de 2015

A MI GENTE TÍMIDA 

Para quienes no lo sepáis: soy multifacética o multitaréica, como queráis llamarlo. ¿Es bueno? ¿Es malo? Como no hay verdades absolutas, digamos que es bueno para ciertas cosas (acabas sirviendo tanto para un roto como para un descosido) y menos bueno para otras (el tiempo vuela a velocidad supersónica —sí; aún más— y hay riesgo de padecer SPA: Síndrome del Pensamiento Acelerado).

Os pongo en antecedentes para evitar confusiones. 

Hago dos cursos en simultáneo: uno de Coaching, y otro de Asistencia a la Edición. En apariencia no tienen relación con la decoración y alguien podría pensar que me he equivocado de contexto, pero no es así. Me voy a explicar:

Mi curso de Técnico Editorial tiene que ver con ser letradicta, mientras que el de Coaching se ocupa de esa vertiente filantrópica que me ha permitido hacer de cada cliente un amigo. Y ambos, uno y otro, me mantienen vinculada a la belleza: el primero, porque se trata de hacer publicaciones impecables, coherentes y estéticamente bellas —hablo todo el tiempo de belleza en su sentido más amplio—. El segundo, porque pretende la excelencia, que no es sino la cara más luminosa de la hermosura. "Ayudar a otras personas a ayudarse a sí mismas". La premisa es convertirse primero uno en su propia mejor versión. Ahí es nada.




Vista cenital del Colegio Blanca de Castilla.


Ayer, en los pasillos del cole, hablábamos de la gente tímida, de los malos ratos cuando se ve forzada a la interacción, máxime en contextos nuevos. Me produce ternura ver los esfuerzos de algún compañero para obligarse a hablar, no ya en clase, sino incluso en los corrillos del recreo.








Ellas se turnan para acompañarme en mis afanes. 









Son igualmente solidarias. 











Este blog celebra ya ¡2.000 visitas! Lo sé porque tengo un infiltrado que me lo casca, no porque cada visitante se haya atrevido a dejar un rastro de su paso, una huella minúscula, un me gusta. La mayoría sois tímidos. Lo sé. Pero no importa, cada uno está como es. Eso sí: agradezco infinito cada comentario, valoración y/o crítica —que también ha habido—, tanto aquí como en las redes sociales, e incluso de viva voz. Son un estímulo. Sois mi estímulo. 


Escribir un blog es como citarse a ciegas con desconocidos, pero peor. No sabes cómo les vas a caer aunque a ti, sin conocerlos, te caen bien todos. Y los necesitas. Sin ellos, una apuesta así no tiene sentido.



Queridos desconocidos...



A mi querida gente tímida: una vez que te animas y das un paso chiquitito hacia lo que nunca hiciste antes te descubres un poco más atrevida, un poco más grande. Ves que el abismo no existe, que solo existe el temor y que el temor se mece y se vence a base de pequeños gestos. Es lo que psicólogos y coaches llaman "salir de la zona de confort". Con un poco de práctica acabas notando que la vida se ha ensanchado, que es un poco más confortable. 

Te animo, os animo, a la interacción, a darme vuestras opiniones, sugerencias, ideas o pareceres, espontánea y sinceramente. Solo pido algo elemental: respeto, buen tono. Y os animo a hacerlo aquí y en cualquier otro lugar. Todo es crecer. A fin de cuentas, a eso veníamos.

En todo caso, muchísimas gracias a todos por asomar siquiera anónimamente la patita.




4 comentarios:

  1. Sabes dónde dar, ¿eh?
    Felicidades por tu prosa y tu poesía, por tu inquietud (artística) y tu sosiego (espiritual), y, especialmente, por darme tan buenos momentos leyéndote.

    ResponderEliminar
  2. Tengo buenos referentes, y te cuento entre ellos, querido Raúl. ¡Un abrazissimo!

    ResponderEliminar
  3. Gensanta!!!
    Cómo me gusta leerte
    Elegante fondo, increíbles fotos y bellas palabras!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vas a ser tú, ¿verdad, namora? Bienvenida siempre, por acá, por allá, por donde sea.

      Eliminar