viernes, 27 de marzo de 2015

MEDIR LAS PALABRAS


No quedó agotado el tema de la luz, pero introduzco un paréntesis para comentar algo acerca de cómo determinados profesionales tratan a sus clientes. No puedo sino lamentarlo y no solo porque lo encuentro absurdamente anacrónico y rancio, sino porque esto, antes que nada, iba de ayudar a pensar. 
El caso es que unos amigos a quienes por razones de distancia no puedo atender se han encontrado asesorados por alguien con menos empatía de la que hubiera sido deseable. 

Someter a juicio el gusto de alguien es como someter a juicio el tesoro de cada uno. Opino que son los clientes quienes deben hablar pero opino también que el profesional deber saber hacer las preguntas, crear un entorno de confianza y tener un deseo genuino de escuchar las necesidades de quienes le consultan.



Tratar los gustos de su cliente como auténticos tesoros es
cometido del profesional




Esto que es bueno en cualquier contexto, lo es también cuando tratamos acerca de los lugares en los que vivimos o vamos a vivir, que son al fin y al cabo trasunto de nuestra alma  

Un "¿qué te gusta?" puede acarrear información errática, confusa. Para que sea productiva y trabaje a favor es preciso ordenarla. Gustarse de algo es libre y puede incluir cosas que si bien gustan en sentido absoluto, bajadas al terreno de lo real quizá no agraden tanto. Es labor del profesional ayudar a discriminar.


Imagen de internet


Pero hay algo que ese profesional debe cuidar ante todo: las palabras. La palabra tiene valor terapéutico y también valor condicional. Con un poco de habilidad es fácil convencer de una cosa... y de su contraria. Un cliente muestra algo que le ha gustado y el profesional puede reaccionar diciendo: "¡Cómo es posible! ¡Pero si ya no se lleva! ¡Si está muy visto, señor mío!". 

Nada hay que no esté de moda, que no se lleve, o no debería servir para desacreditar el gusto de nadie. Quien lo hace solo exhibe su propia impericia y falta de respeto además de que olvida algo primordial: que está dando un servicio a personas que tienen sus propias y particulares demandas.


       



 Respeto y equilibrio, premisas imprescindibles
para un buen abordaje profesional

No pretendo moralizar sino llamar la atención sobre el derecho de cada persona a gustarse de lo que quiera. Articularlo e integrarlo hábilmente o esgrimir argumentos que demuestren el error —incluso el disparate, si fuera el caso— es tarea del profesional, pero siempre desde el respeto, con argumentos, con la intención puesta en dar el mejor servicio posible. En realidad, el experto debería garantizarse que su cliente tiene la información que necesita para decidir con conocimiento de causa.

Sobre gustos no hay nada escrito, dice el refrán, y sería bueno tenerlo siempre como premisa.












viernes, 20 de marzo de 2015

LA BUENA LUZ (2) - LA ILUMINACIÓN DE INTERIORES







No es igual accionar un interruptor y que se vea luz en la estancia, que iluminarla. Personalmente me parecen dos conceptos antagónicos puesto que afectan de manera radical a colores, texturas y formas. Tratarla como merece hace cambiar la expresión de cada elemento. 

                                             

Por ejemplo:
una lámpara cuya intensidad de luz pueda accionarse con un regulador de intensidad —un dimmer—, proporciona atmósferas muy distintas.
Importante tenerlo en cuenta al elegirla.


El tipo de habitación es fundamental pero sin olvidar que forma parte de una unidad espacial con un denominador común.



 
  
Y si van a convivir varias lámparas en una misma estancia, decidir cuál será la protagonista y cuál o cuáles tendrán carácter secundario —neutro— para evitar efectos de saturación.

La combinación de distintos tipos de luz —puntual, decorativa, ambiental, específica de lectura o de trabajo...— tiene como objetivo realzar una zona determinada o volver más cómodas determinadas tareas.








   




Estratégico punto de luz ambiental 
sin cables a la vista
En ese sentido, ¿vale la pena elaborar un proyecto lumínico? Claro que sí. Ayuda a definir a priori qué función tendrá cada hueco y qué condiciones reúne. De paso, evitaremos alargaderas, ladrones, canaletas y cables que tanto afean la decoración cuando este análisis no se ha llevado a cabo. 




Una cocina siempre plantea sus propias exigencias lumínicas


Un pequeño recurso que utilizo con frecuencia, sobre todo en salas-comedor donde no hay espacio suficiente para atender con comodidad demandas de una y otra zona, es el siguiente:

Cuando se amplía la mesa para dar servicio a un mayor número de comensales, el punto de luz suele verse desplazado con respecto a ella y puede quedar suspendido bajo alguna de las cabezas, con la consiguiente molestia para el comensal. Pues bien, suelo optar por este tipo de plafón que muestran las imágenes y que da una buena cobertura lumínica: no genera sombras ni queda en ningún caso fuera de lugar.

                               
  Existen modelos lisos así como con distintos tipos de estampado y/o serigrafías                          

La lámpara Verocca en su contexto. No molesta cuando la mesa cambia de lugar ni genera sombras




viernes, 13 de marzo de 2015

LA BUENA LUZ (I)

—¿Qué es buena luz?
—Es la adecuada a cada necesidad y momento. No es mucha ni es poca. Es la justa.
—¿Qué hay que hacer para lograrlo? 
—Planificarla. 
—¿Por dónde se empieza? 
—Por evaluar la cantidad de luz natural y la cantidad de aberturas que tiene un determinado espacio. Las condiciones geográficas sientan precedentes inamovibles: un lugar que da a norte lleva aparejadas demandas distintas que otro que da a sur. También los vanos por donde se filtra la luz obedecen a estructuras que, salvo excepciones, no podemos mover: suelen ser prerrogativa casi exclusiva del constructor.






Efectivamente, puertas y ventanas —su tamaño y disposición— determinan en buena medida la cantidad de luz natural de un interior. En este sentido, podemos señalar lo siguiente:








Las ventanas altas ofrecen menor intensidad de luz a cambio de mayor uniformidad.












Una ventana centrada repartirá mejor la luz que dos ventanas laterales pero solo podemos valorar qué es mejor si tomamos en cuenta la orientación geográfica. A veces interesa limitar el flujo de luz. 


 


En ocasiones se da el caso de un salón con buena iluminación natural y una cocina en la que sucede todo lo contrario. Una solución consiste en aunar ambas piezas eliminando barreras arquitectónicas que impiden a la luz fluir sin impedimentos.



Otro recurso excelente para dar paso a la máxima cantidad de luz natural son las puerta-ventanas correderas. Conviene mantener despejada el área para no limitar dicho flujo y evitar plantas u otros objetos ornamentales que pudieran entorpecer su aprovechamiento.



También puertas correderas y mamparas acristaladas son una fórmula útil de evitar poner obstáculos al paso de la luz natural. 




Iremos viendo qué papel juega la luz en la decoración, de qué modo "nos habla" y qué criterio seguir para la elección de lámparas.







viernes, 6 de marzo de 2015

LOS LIBROS: ¿ALGO QUE VER CON LA DECORACIÓN?

Me cuesta imaginar una casa sin libros. Me gusta leerlos y me gusta tenerlos.

No sé si sus autores estarían de acuerdo en el hecho de que no sólo instruyen sino que cambian por completo el aire de las estancias. Una casa sin libros es una casa incompleta, una casa fallida. Para mí, tan grave como si le faltara cualquier otro elemento fundamental (una mesa, una silla, una cama).






Aunque recuerdo despachos de escritores ilustres donde los libros están apilados formando montañas ingentes sin discriminación de lugar, a veces incluso ocultando alguna ventana -una especie de "todo vale"-,  pero si vinculamos libros y decoración es obvio que no todo vale. 

No hablo de comprar colecciones para que decoren, una práctica que tiempo atrás fue frecuente en las casas humildes, tal vez el único rasgo de progresía que podían permitirse, pero si las tenemos, si tenemos esas colecciones, la lógica sugiere organizarlas por alturas y colores y, para redondeo, diseñar estanterías acordes.










Cierto: hay ambientes en los que un pretendido caos resulta sumamente atractivo...



  Imágenes de internet



... pero también lo es que la estantería más modesta resulta increíblemente bella con nuestros libros favoritos, comprados a golpe de impulso o perseguidos con golosa alevosía. Nada hay comparable a tener cerca los libros que uno ama.


¿Qué tal hacer de una puerta una librería?

Imagen de internet


Hay muchas posibilidades, también aprovechar la superficie de una cama empotrada, eso sí, a condición de reforzar su tapa con un material firme que soporte sin alabeos la suma de libros, estantes y largueros.





Otra: bajo la escalera, para animar el vestíbulo que a buen seguro lo agradece.



En las habitaciones de los jóvenes, los obligatorios y los "devocionales".




También en los despachos...



Una pequeña estantería rescata un modesto tramo de pared en un lugar de paso y le da una vistosidad insospechada.








Libros, libros por todos lados, y siempre que sea posible, habilitar un rincón donde el hecho de leer tenga carácter de ritual protegido. 



Descubrí esta ilustración en la fachada de una casa, en un pueblecito búlgaro llamado Plovdiv. Desde aquí rindo tributo al artista que otorga a los libros esa categoría de preciado tesoro.




Los libros entretienen, ayudan a soñar, a ampliar el mundo, a pensar, a reflexionar, a concentrarse, a enriquecer el vocabulario, a hacer más fluido el lenguaje, a mejorar la ortografía... Pocas cosas materiales dan algo a cambio de tan poco (podían ser más baratos, sin duda, pero tenemos ya ediciones digitales que no cuestan y, a precio reducido, los de bolsillo). 

Al hilo de este post: también, sin pretenderlo, decoran, embellecen nuestras casas, y como decíamos más arriba, cambian su "aire". Creo que se me nota que no sé vivir sin ellos.