viernes, 31 de octubre de 2014

EL ELOGIO DE LA SOMBRA

Tengo una deuda vieja con El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki (1886 - 1965) que vengo a intentar saldar. Encontrarme con la deliciosa obrita que rescata la sombra de su rincón, hizo que mi propia mirada sobre lo usado –esa pátina que añade el tiempo-, cambiase. 

Tanizaki dice: “Contrariamente a los occidentales que se esfuerzan por eliminar radicalmente todo lo que sea suciedad, los extremo-orientales la conservan valiosamente tal cual para convertirla en un ingrediente de lo bello”. Y también: "Soy totalmente profano en materia de arquitectura pero he oído decir que en las catedrales góticas de Occidente la belleza residía en la altura de los tejados y en la audacia de las agujas que penetran en el cielo. Por el contrario, en los monumentos religiosos de nuestro país, los edificios quedan aplastados bajo las enormes tejas cimeras y su estructura desaparece por completo en la sombra profunda que proyectan los aleros". 

Me pregunto cómo sería la vida, la casa, yo misma, sin sombra, en qué se transformarían esos instantes en que nos dejamos acariciar por la luz tenue que incita a la ensoñación y redobla la belleza de las cosas. ¿Cómo sería todo de no haber matices ni penumbras?


Imagen de Internet

No hay lámpara comparable a llama de una vela, a ese fulgor incierto que rememora el titilar de una estrella o que contiene, en palabras del propio Tanizaki, el latido de la noche.



Con sombras
Sin sombras
Este modesto experimento que ha consistido en borrar de la imagen las sombras, da cuenta del valor que tienen: añaden profundidad, consistencia, mesura, cualidades con frecuencia ausentes en los espacios moderno-impolutos, refulgentes en sus acabados y colorido. Me parece interesante incluir objetos o texturas que equilibren la imagen de la casa merced a su capacidad evocadora y/o protectora; por ejemplo, pinturas que presenten un aspecto viejo, usado, y no solo superficies inmaculadamente perfectas. La maestría estará, al fin y al cabo, en saber cómo conjugar esa variedad de claroscuros para que la convivencia resulte armónica.













De ese modo la casa exhibirá su natural vertiente funcional al tiempo que se nos ofrecerá como escenario de armonía entre lo fulgurante y lo turbio, una complejidad representada por la suma de materiales de factura opuesta. Tomemos lo bello, como dice Tanizaki, no como sustancia en sí misma sino como dibujo de sombras. "Así como una piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, emite una irradiación y expuesta a la luz del día pierde toda su fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra".








Preguntémonos no tanto qué se lleva como en qué contexto podemos sentirnos mejor. Es posible que embriagados por las imágenes de los canales de reformas y las mil y una revistas del gremio, no sepamos cómo esperar de nuestra casa algo que nos represente de manera fiel. No temamos consultar: el desafío lo merece. 

Me vienen a la memoria unos versos que añaden algo en este sentido: 
“Los opuestos que están dentro nuestro, si bien son opuestos, también son complementarios”. 
Ni temamos, pues, sumar, aunque como dice el propio Tanizaki, no se entienda con esto que en todas las casas se haya de hacer lo mismo. Entiéndase más bien como una invitación a pensar cada una de ellas desde otro posible lugar.




viernes, 24 de octubre de 2014


COLORES Y METAFÍSICA DE ANDAR POR CASA (3)

¿Tuviste esa deliciosa conversación con tu carta de colores? ¿Alguno de ellos te embrujó con su seductora caída de ojos? ¡Bien! Es el principio de una posible love story.

1. Visualiza ese color –y su posible alternativa- con el resto de elementos con los que habrá de convivir: muebles, telas, tapicerías, cuadros, posters, enseres. ¿Se extiende a ellos el romance? 

2. Puede que sí, que la cosa pinte bien, pero es posible que sean dos tonos los que te atraen. Pongamos un ejemplo: el pavimento es de losetas que imitan a mármol gris, con vetas claras y oscuras. Has escogido dos grises que conectan. Bien, tienes varias opciones: 

 a) Si la habitación es pequeña, escoge el tono más claro y pinta incluso el techo del mismo color. Caso de haber moldura –más aún si hubiera cornisa-, puede quedar destacada en blanco. Toma en cuenta el color oscuro para añadirlo en detalles, complementos u objetos.

Foto: Xabier Iriondo
Foto: Neomad Interiorismo

b) Si se trata de un espacio de medio tamaño, utiliza el color claro para tres de las paredes y el techo. Puedes pintar la cuarta pared con el tono oscuro; el efecto será elegante y añadirá prestancia. La moldura, si la hubiera, permite que se destaque en blanco.

Foto: Interior Design Magazine
Foto: Interior Design Magazine

Imagen de Lago. Buen ejemplo de "blanco integrado"



c) En caso de que la habitación sea grande y tenga un buen caudal de luz natural, puedes invertir la elección y dar más presencia al color oscuro.





3. Has decidido correr riesgos: el color que te enamora es un color vibrante (rojo, naranja, verde pistacho, amarillo canario) y se dan condiciones para que sea todo de ese color... ¡Ojo!, quizá termines aborreciéndolo por saturación. Mi recomendación es que lo administres con mesura. 

4. Como regla general: reserva los tonos intensos para las zonas sociales y los suaves para las zonas de descanso.

5. No dejes el techo en blanco, salvo que el blanco sea uno de los colores escogidos. Tradicionalmente lo hemos venido haciendo así: paredes pintadas o empapeladas con distintos acabados y el techo, blanco. Créeme: se ve raro. Mejor procurar ese efecto envolvente... e integrado. En tal caso ¡hasta el blanco en su infinita variedad de gamas vale!


Fotograma: "Una odisea del espacio"

6. Más allá de cualquier cosa que yo o cualquier “otro yo” te diga, por favor y por tu propia salud emocional, aplica el sentido común.





viernes, 17 de octubre de 2014



COLORES Y METAFÍSICA DE ANDAR POR CASA (2)

O cómo administrar el color.

Hay muchísimo escrito sobre el color y no me gustaría repetirlo así que voy a tratar de decir algo distinto -que por algo voy de metafísica-. No pretendo ser exhaustiva, sino señalar apenas una posible ruta:

1.Contempla el espacio con una mirada extrañada, como si no lo reconocieras. Como quien regresa de un mes de vacaciones en el extranjero.

Quizá si digo contemplar se comprenda mejor. Contemplar va más allá de mirar o de ver. Es observar el aire, detenerse en muebles, objetos y todo aquello que no se puede o no se quiere cambiar; tal vez, el pavimento, las puertas, las ventanas, tal vez algunas piezas del mobiliario, tal vez todas. Mirar como si se quisiera penetrar en ello, darse tiempo para captar su luz íntima, la que es capaz de absorber y de reflejar a su vez. A mayor cantidad de volúmenes y cosas -sobre todo oscuras-, menor cantidad de luz disponible. Más aún si se trata de una habitación pequeña. 

2.Los materiales que se quedan tienen color. Hay que ponerles la oreja, que es como decir: su color cuenta.

Y no, no da igual.

No da igual que sea una madera u otra, que se trate de tonalidades amarronadas, beiges, rojizas o verdes. ¡Cuántas veces no hay un tipo de madera en muebles y otro distinto en el pavimento! No es fácil cambiarlo cuando se quiere, así que conviene hacer lo posible para que la pintura no venga a añadir más “ruido”.

                                                                                                           







Ruido quiere decir amontonamiento, en este caso, producido por la suma de colores o tonalidades que no mantienen una conversación serena sino, más bien, una especie de molesta bronca espectral. Mejor una pared neutra sobre la que poder aplicar efectos de color, murales, cuadros...

Cierto que si los muebles son lacados o melamínicos en colores claros, condicionan menos porque visualmente "pesan" menos. O si el pavimento es de linóleo, microcemento u otro material que presente uniformidad.






3.Échate al suelo con una carta de colores en la mano. Despliégala y comprueba qué color se parece al del suelo, a alguna de sus vetas, si las hay.


                                                           


4.Comprueba también cuál contrasta. 

5.Identifica los tonos más claros de ambas gamas. 

6.Déjate querer, que es como decir, mantente atenta/o a lo que te cuenta, vuelve a mirarlo a distintas horas del día, también con luz artificial. Más aún, si dudas entre dos o tres.

Quédate ahí hasta mi próxima entrada, contemplando, reflexionando, atrapando la información que flota en el aire… y visualizando resultados.

Hasta entonces, te dejo con este pensamiento de Yves Klein, neo-dadaísta que buscaba el "color zen". ¡Ojalá te inspire para encontrarte con el tuyo!:


"Para mí todo matiz de color es, en cierto modo, un individuo, un ser de la misma especie que el color básico pero que tiene un carácter y posee un alma personal. Existen muchos matices: delicado, malvado, violento, imponente, rudo, tranquilo".
                       



N.B. Las revistas de decoración tienen un objetivo claro: atraer nuestra atención con magníficas fotos. A veces hacen montajes increíbles y/o mezclas complicadas que puestas en cualquiera de nuestras casas no funcionarían. Mi recomendación: aplica el sentido común y vuelve a leer esta entrada.

viernes, 10 de octubre de 2014

Colores y metafísica de andar por casa (1)

Adoro el sentido del humor, del amor, de la belleza. Diría que me conmueve lo bello en general, los riesgos calculados, y que me conmueve la risa capaz de hacernos salir de ciertos estados melancólicos no siempre bienvenidos.

En el mundo de la decoración de interiores, tan desafiante como agradecido, me interesan los volúmenes, el aire, la luz... el color. No es que prefiera los colores saturados, vibrantes y superlativos como trasunto de la risa; me decanto más bien por las gamas intermedias, mezcladas y solidarias, las que hablan el lenguaje de los matices, las sutilezas, y proporcionan al mismo tiempo contextos en los que fácilmente brotan el buen humor, la sonrisa y hasta la carcajada. Colores que acogen.


Cada color nos provoca emociones y aunque cada uno tenemos ese que llamamos "favorito", si vamos a hablar de la casa quiero hablar de equilibrio, del que se consigue a través de simetrías armoniosas y contrastes balanceados para provocar no sólo efectos de fondo dulces y melosos sino también fuerza y carácter. Me interesa la conexión que cada persona tiene con este o aquel color en particular y lo que la propia casa o estancia tienen que decir al respecto.

Por suerte, cada vez hay más gente sensibilizada con ese valor que llamamos "estética", restringido durante muchos siglos a castillos y viviendas nobles; por suerte, digo, empieza a ser un valor común hasta en las viviendas más modestas, cosa que ¡me encanta!


Voy a terminar esta primera entrada diciendo que la belleza de cada hogar debería ser una reivindicación constante, un traje a la medida de quienes la habitan. Me hace feliz ser parte activa de tan hermoso objetivo.



http://www.deco-coaching.es/



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