CUADROS Y PAREDES: PIEL CON PIEL
Interesantes efectos de color. |
Y no solo cuadros... aunque se mantiene la consonancia cromática. |
Pocas cosas resultan exitosas si no les precede una cierta reflexión, y la tarea de colocar cuadros no iba a ser distinta.
A veces, un solo cuadro es suficiente, pero si no tiene sentido, si no gusta, mejor no colocar nada. Mejor una pared desnuda que violentarla con algo "porque no teníamos otra cosa y eso, total, no quedaba mal; me lo trajo mi cuñada de sus vacaciones en...". Seguro que para tu cuñada era bueno, pero importa que lo sea también para ti y que esa pared gane con él puesto. Lo ideal: dejarse de presiones y colocar lo que uno verdaderamente quiere.
Fantasía de colores y formas |
¿Y cómo sería la práctica?
Si tienen el mismo formato y se han enmarcado todos por igual —o por el contrario, ninguno lleva marco—, la tarea es más o menos sencilla. A mí me funciona imaginar qué geometría quiero crear. Para ello, un primer paso es medir el tramo de pared a ocupar.
Segundo, aplicar esa medida a un montaje en el suelo, buscando hacer líneas rectas que progresen de unos a otros.
Distinto formato e igual marco |
Imprescindible juntar solo los que tengan algo común, que bien puede ser la temática, las tonalidades... Mejor no arriesgarse cuando son dispares por completo. En tal caso, buscar otros paños de pared o reservarlos para mejor ocasión; nunca colocarlos porque no queda otra. Si hay consonancia de tonos —cálidos, medios o fríos—, se pueden reunir y habrá armonía aun cuando los marcos sean distintos.
He preparado unos bocetos pueden servir de orientación. Buscad siempre formar líneas rectas con vuestras composiciones para evitar el desorden.
Por descontado: no tienen por qué ser solo cuadros lo que haga migas con la pared. Lo veíamos en una foto más arriba: puertas, tejas, aperos y hasta una pilastra hacen un efecto de "deslocalización" tras haber perdido su uso original. Aunque la foto no pertenece a un domicilio sino a un local público, no importa. Tampoco todas las casas son tan previsibles ni tan convencionales y, en cualquier caso, quien las habita puede no serlo, así que ¡ánimo con las apuestas!
Una vieja puerta rescatada para una función insólita. |
Para terminar: no es importante lo que yo diga, sino donde a ti te lleva lo que, en este caso, digo yo. Es tu casa. Tú mandas. ¡Ponle imaginación!