viernes, 19 de junio de 2015

POR QUÉ LA HE ESCOGIDO





Por el efecto de ligereza.

Los muebles suspendidos parecen desafiar la fuerza de la gravedad. 

En la imagen reconozco el programa Vive, de Muebles Verge, un fabricante que ya he mencionado en otras ocasiones y con el que he venido trabajando (vaya por delante que no me llevo comisión por hacerle publicidad: es bueno, y no solo por sus fabricados que, por supuesto). Lo señalo porque la foto no es mía sino tomada en préstamo para contaros por qué me ha gustado.

Otro aspecto que favorece la levedad es que pavimento, mueble y pared frontal participan de la misma gama de color. Un pavimento de madera —que no hubiera sido difícil encontrarse—, habría "pesado" mucho más; además, es probable que su acabado no hubiese sido lo bastante igual al del mueble ni lo bastante distinto. El resultado no hubiera sido tan elegante.


Por el sutil juego de luces y sombras.

La luz deja ver los colores, da entidad a los objetos, los concreta. Las sombras, en cambio, ayudan a describir formas y contornos, a hacerlos sugerentes. ¿Por qué? Por sus matices misteriosos, por su transparencia fantasmal.
Imaginaos una peli en que luz y sombra se batieran en duelo por disputarse el papel principal, se machacaran y acabaran muertas en los primeros cinco minutos. Podría tener todos los efectos especiales del mundo pero no sería una peli buena.
La luz artificial es a la iluminación como las tramas a la ficción: hay que buscar un buen balance entre ambas, modular luces y sombras en función de necesidades y de las horas del día. Imprescindible un buen guion.


Por cómo se administran los colores protagonistas.

Beige, marrón-oscuro-casi-negro y, como contraste fuerte, el amarillo. Ese repunte de luz vivifica un conjunto que sin él quizá resultara demasiado neutro. 


Por incluir dos colores más. 

No es fácil hacerlo sin que la suma añada ruido: blanco —en primer plano— y marrón caramelo —mesa y estantes— son dos colores que casi ni se advierten. Técnicamente están muy bien administrados y, además... ¡qué importantes son los tonos medios por estar alejados de exageraciones y de falta de contención! Ya lo he dicho alguna vez: son mis favoritos.


Por la falta de pretensiones, o lo que es igual: por su sencillez.

Me encuentro con miles de fotos de decoración que son ostentosas y que, por lo mismo, me saturan. Sin duda es un defecto de mi gusto personal, pero no puedo con ellas. Conste que no hablo de barroquismo, que para mí, tiene su interés. Hablo de ponerse todo lo que hay en el joyero en un mismo día. Tremendo, ¿no? En esta foto que he escogido corre el aire. ¿Lo notáis?



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