viernes, 17 de octubre de 2014



COLORES Y METAFÍSICA DE ANDAR POR CASA (2)

O cómo administrar el color.

Hay muchísimo escrito sobre el color y no me gustaría repetirlo así que voy a tratar de decir algo distinto -que por algo voy de metafísica-. No pretendo ser exhaustiva, sino señalar apenas una posible ruta:

1.Contempla el espacio con una mirada extrañada, como si no lo reconocieras. Como quien regresa de un mes de vacaciones en el extranjero.

Quizá si digo contemplar se comprenda mejor. Contemplar va más allá de mirar o de ver. Es observar el aire, detenerse en muebles, objetos y todo aquello que no se puede o no se quiere cambiar; tal vez, el pavimento, las puertas, las ventanas, tal vez algunas piezas del mobiliario, tal vez todas. Mirar como si se quisiera penetrar en ello, darse tiempo para captar su luz íntima, la que es capaz de absorber y de reflejar a su vez. A mayor cantidad de volúmenes y cosas -sobre todo oscuras-, menor cantidad de luz disponible. Más aún si se trata de una habitación pequeña. 

2.Los materiales que se quedan tienen color. Hay que ponerles la oreja, que es como decir: su color cuenta.

Y no, no da igual.

No da igual que sea una madera u otra, que se trate de tonalidades amarronadas, beiges, rojizas o verdes. ¡Cuántas veces no hay un tipo de madera en muebles y otro distinto en el pavimento! No es fácil cambiarlo cuando se quiere, así que conviene hacer lo posible para que la pintura no venga a añadir más “ruido”.

                                                                                                           







Ruido quiere decir amontonamiento, en este caso, producido por la suma de colores o tonalidades que no mantienen una conversación serena sino, más bien, una especie de molesta bronca espectral. Mejor una pared neutra sobre la que poder aplicar efectos de color, murales, cuadros...

Cierto que si los muebles son lacados o melamínicos en colores claros, condicionan menos porque visualmente "pesan" menos. O si el pavimento es de linóleo, microcemento u otro material que presente uniformidad.






3.Échate al suelo con una carta de colores en la mano. Despliégala y comprueba qué color se parece al del suelo, a alguna de sus vetas, si las hay.


                                                           


4.Comprueba también cuál contrasta. 

5.Identifica los tonos más claros de ambas gamas. 

6.Déjate querer, que es como decir, mantente atenta/o a lo que te cuenta, vuelve a mirarlo a distintas horas del día, también con luz artificial. Más aún, si dudas entre dos o tres.

Quédate ahí hasta mi próxima entrada, contemplando, reflexionando, atrapando la información que flota en el aire… y visualizando resultados.

Hasta entonces, te dejo con este pensamiento de Yves Klein, neo-dadaísta que buscaba el "color zen". ¡Ojalá te inspire para encontrarte con el tuyo!:


"Para mí todo matiz de color es, en cierto modo, un individuo, un ser de la misma especie que el color básico pero que tiene un carácter y posee un alma personal. Existen muchos matices: delicado, malvado, violento, imponente, rudo, tranquilo".
                       



N.B. Las revistas de decoración tienen un objetivo claro: atraer nuestra atención con magníficas fotos. A veces hacen montajes increíbles y/o mezclas complicadas que puestas en cualquiera de nuestras casas no funcionarían. Mi recomendación: aplica el sentido común y vuelve a leer esta entrada.

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